El primer Nombramiento “El buen nombre“



Así pues en todo comienzo, se empieza diciendo algo... Parece obvio; pero implica algo del pasado que se proyecta en el futuro, gracias a nuestro presente que “no siempre“ es tan consciente.


Por ello después de Dios, Adam fue el primer ser parlante que comenzó a nombrar las cosas a razón del alma con que fueron creadas. Un fórmula que consiste en combinar letras mediante vocales hacia una determinada dirección, la cual puede ser a favor del sol o en contra, siendo esta la razón real del porque la dirección de la escritura y su finalidad.

Más el tema del artículo es tratar de emular el arduo trabajo espiritual que hacía Adán antes de dedicarse a las labores agrícolas gracias a su no siempre tan querida Esposa Java/Eva. Por ello, este Hombre fue capaz de aunar el fuego de las estrellas (letras) con las aguas superiores del universo en un único punto llamado Tierra. Porque en sí el cosmos es un océano interminable donde navegan las almas y otros seres espirituales que tienen sus propósitos concretos y deben cumplirlos. 

Así es que todo propósito requiere un sonido inicial el cual la vida en sí comienza con la letra H (ה) que sale del recién nacido y el mismo que sale de las aguas buscando el oxígeno para vivir. Un sonido casi imperceptible y que no exigen esfuerzos para articularlo pero que es clave para la propia vida y el comienzo de esta. Porque es este sonido que golpea para ganarse su lugar en el mundo, como todo ser viviente que reclama un lugar para vivir. Por eso el ser (ה) precede al nombre de la creación, lo cual al entender que palabra emitimos esta atrae la materia apropiada para hospedar un Buen Nombre. Una vibración de nuestras cuerdas vocales; la partitura del universo que compartimos con el creador siendo todo un arte el saber y el entender el poder de la invocación que tiene el habla.


Por eso es que el Ren/Shem/Nombre es un objeto que se trataba con sumo cuidado y respeto en la antigüedad ya que implicaba ciertas energías/espíritus que pueden molestarse o agradarse, siendo los eventos posteriores la “razón de causa“ la cual muchos pueden creer que es casualidad y no analizar el porqué de las cosas. Mas dejemos atrás a los necios y prosigamos con nuestro texto querido lector, que su interés por el agradar con la palabra le lleva aqui para alcanzar la Simpatía de Reyes y disfrutar del poder de un Cartucho Real, un título que si realmente implica una muy grata experiencia de vida. Lo cual mi deseo es compartir con mis vástagos la forma en que uno puede comenzar a entender el Poder Real del Nombramiento y porque es Oficio de Reyes y Sacerdotes. 

Así pues sin más adentremonos de lleno en la lección de onomástica. Cuando se invoca un nombre, se debe tener en cuenta dos aspectos: El sonido y el trazo ya que es el Espíritu y Cuerpo de la existencia misma. Así es que el buen nombre debe ser dignificado con un buen cuerpo o viceversa, porque la aventura del trazo pronunciado por sus progenitores empieza con la primera letra, que es la primogénita; es la que domina al resto, siendo la segunda letra la esposa que sujeta la cabeza y decide cómo y por donde va a ir ese nombre junto con su alma, la cual necesita “sus hijos“ que son el resto de letras, teniendo en cuenta que las vocales en si son conectores de las Letras.  Véase como ejemplo* el nombre de Is-Ra-eL la I es dominante y la R es la que vincula la L siendo las vocales “conectores“ de consonantes.

Luego podemos ver la construcción similar de cara al individuo y su herencia familiar o dicho de otro modo los Apellidos. Por eso observamos el mismo proceso pero realizado erróneamente en castellano. Así es por ejemplo en el caso de Carlos Garcia Fernandez. El nombre Carlos es quien domina frente al resto, siendo el vinculador el apellido del padre y el segundo el de la madre, lo cual el carácter vinculador femenino es anulado de cara a la ordenación de apellidos, porque el padre está por delante de la madre, lo cual implica que la madre no ejerce como bisagra que conecta al padre y al hijo como biológicamente ocurre. Ya que las madres están seguras de que son sus hijos son los que alumbra cosa que los padres no ...

Quizás pudiera parecer algo no tan superflua la propia ordenación, porque si uno conoce las leyes de la herencia genética las cuales ya se ha demostrado que es la genética de la madre la que tiene mayor peso en el individuo, ya que la transmisión del ARN es del padre y el ADN está en la madre, siendo la primera la que se disuelve en la progenie. E aquí por ejemplo del porqué en el caso del judaísmo e Islam se transmiten matrilineal exclusivamente, siendo una no sorpresa que la Inquisición Española invirtiera el orden de los factores, para a “ver si así se puede alterar el producto“ en el caso de la identidad Israelita en los castellanoparlantes.

Prosiguiendo para concluir en la construcción del nombre, debemos tener tambien en cuenta la Intención ya que es clave, porque esta es quien va a traer la palabra a tu mente, es la vibración del corazón que “excita“ al Señor de los secretos Raziel y este viene a nombrar en tu oreja el nombre apropiado para el Bebé o cualquier retoño profesional, asociativo etc. Por ello es bueno tener excelentes relaciones con él, para qué te nombre una buena intención no vaya a ser que “conozcas el paraíso sin haber muerto“ porque ciertamente todo nombre implica un propósito.

Más téngase en cuenta que una  vez logrado el objetivo del nombre este se desecha como el viejo cuerpo que es abandonado una vez fallecido por el alma para volver a reencarnar bajo otro nombre y otro cuerpo, siendo la reencarnación la forma de elevar los nombres y darles una dignidad acorde al tiempo, ganando o no puntos con ello, acorde a la kabala.

Así deseo que sea grato el artículo y os lleve a pensar en el porqué del Nombre de las cosas porque este es lo que la cara para el cuerpo, la parte más trascendental en el universo, por eso si puedo ayudarte al Nombramiento contacta conmigo.