Palabra de un Rey




La verdadera virtud del Rey consiste en que su palabra es ley, por lo tanto es un Ser casi “divino“ que a imitación de la Divinidad decide quien vive o muere, siendo su reto presente, pasado y puturo el tener que alzarse como un sol que amanece frente a las sombras e irradiar luz que ilumina al resto.

Siendo el viaje de Ra una emulación de la vida misma, la cual nos acaba asentando donde nos corresponde, teniendo cada un trono correspondiente a su mérito, por eso la nobleza en sí tiene mayor profundidad que la expresión de sangre azul.

Así es que el arte de la guerra está muy vinculado a la palabra. La cual en el caso de Moshe Rabeinu es el ejemplo perfecto para comprender el ascenso del guerrero al nivel de Sacerdote Supremo. Una vida singular contada en un libro que contiene su biografía y otras interesantes historias, siendo el quien con su pluma-espada definió el modo de combatir-vivir de sus seguidores, que entendieron que Él había llegado a lo más alto de Marte, de la espada a la pluma, siendo tambien el caso Yukio Mishima una versión miniaturizada del Sumo Sacerdote Israelita.

Siguiendo la comprensión de la la palabra, debemos observar que en el libro más leído de la historia, nos percatamos de que en el Comienzo, “Dios dijo“ DIJO, verbo en pasado del infinitivo decir. Por lo tanto son sus descendientes quienes siguen diciendo que crear con nuestras palabra, sumando que el primer ser creado Adán fue el primer Rey-parlante de la tierra, siendo él quien se alzó frente a todas las creaciones y NOMBRÓ las cosas por su nombre, el felino se hizo gato y el árbol manzano siendo desfragmentaciones (aparentes) de una unidad que moldeo con su lengua. 

Siendo la lengua el órgano Rey indiscutible que permite alcanzar la nobleza en sí mismo y verla en los demás. Mas no nos engañemos el primer Rey del mundo en realidad no tenía tal título, siendo en todo caso Principe o un título inferior al de Nuestra Majestad Absoluta, que en su ocultamiento permite al Hombre en su ingenuo Ego creerse Esté, siendo un craso error de nuestro tiempo, la idolatría. La cual esta diferencia de hablar es el abismo marcial que separa a los nobles de la plebe, siendo hoy irónicamente casi todos hijos de las repúblicas y la globalización la cual vemos como esta separa y a otros les une en función de su vibrar verbal. 

Porque son las lenguas quienes definen a las personas y las crean, obsérvese en el ayer el argot profesional, las jergas de clases sociales específicas las cuales se va diluyendo con los mass media que refuerzan la homogeneización de las lenguas, siendo el emoticon la cumbre de Babel.

La cual en su horizontal llanura, crea un revival de la lengua egipcia (valga las distancias temporales, tiempo al tiempo!) en un mundo globalizado que no necesita idiomas para entenderse, existiendo dibujos que transmiten los deseos más sencillos para aquellos con desconocimiento del campo de marte.  Encontrando tambien un proceso similar de ascenso hacia el Monte de Sion el revival del Hebreo, lengua madre de todas las existentes. Lo cual lleva a mi observación futura de que se va hablar y como se hablara, siendo el Señor del tiempo quien pone todas las piezas en su sitio. 

Así es que despidiéndonos con el Reino de Marte,  nosotros somos quienes nos embarramos con su rojo hierro que cae constantemente en cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Pretendiendo con mi palabra vencer esta hercúlea batalla para dominar aquello que sí, Moshe logró, el controlar la palabra y el Reino de Dios, siendo Él un auténtico reflejo de un “Ser a imagen y semejanza con Dios“. Por eso yo te escribo Akhnaten para que entiendas mi nombre y entiendas el tuyo